Cuando el Dodge Challenger reapareció, allá por 2008, no pudo hacerle sombra a los Camaro y Mustang. De hecho, resultó ser algo así como el patito feo. Pero desde entonces, los altos mandos de Dodge han sido muy inteligentes, ya que, en vez de meterse innecesariamente en una lucha frontal contra Ford y General Motors, optaron por apartarse un poco y explotar al máximo su perfil como el último muscle car de verdad en la actualidad.
¿Y cuál es el hábitat de un típico auto estadounidense? ¡Exacto! Las pistas de ¼ de milla, que desde la aparición del Hellcat se convirtieron en el parque de diversiones de Challenger. Sin embargo, con el Demon y sus 840 CV, Dodge convirtió las picadas en un verdadero infierno para sus rivales.
Después de todo se trata de un dragster para su uso legal en las calles. Sin embargo, como suele suceder, el elevado peso es uno de los puntos débiles del Challenger, y SpeedKore se lanzó a solucionarlo para el SEMA Show 2018. Este es un ejemplar que sigue al pie de la letra la fórmula para conseguir más desempeño, ya que además de un incremento de poder, también presume una reducción en su peso.
El truco del preparador para aligerar al portentoso muscle car consiste en el uso masivo de fibra de carbono, elemento que puede encontrarse en el capó, paragolpes, techo, carcasas de espejos retrovisores, guardabarros, faldones, spoiler, y paneles de la carrocería. SepeedKore no dice cuantos kilos ahorró, pero sin duda, este ejemplar pesa menos que los 1.941 kg que un Dodge Challenger SRT Demon de serie.
Pero como el poder vende, el motor de 6.2 L fue perfeccionado a través de un nuevo sistema de admisión de aire, nuevos inyectores y una mejor gestión electrónica. Según SpeedKore, la potencia es de 1.200 CV y para hacer sentir al piloto más seguro se le dotó de una jaula tubular de 14 puntos, así como unos neumáticos Pirelli P Zero Corsa.