Antesde relatar la prueba de manejo de este emblemático modelo de Mazda quiero hacer un poco de historia sobre la singular motorización que el RX-8 posee.
¡Así es bajo el cofre de este Mazda se encuentra un motor nada convencional, en lugar de ser uno tradicional que funciona gracias a un cigueñal y bielas que suben y bajan, el RX-8 porta un propulsor rotativo denominado por la marca 13B-MSP (Multi Side Port) RENESIS ¿te suena complicado? Pues no lo es tanto, el motor Wankel funciona mediante rotores, las cámaras de combustíon se encuentran en en cada uno de los lados del rotor en forma triangular y el mismo rotor es parte integrál de la cámara de combustíon.
El RX-8 que evaluamos en Autocosmos tiene un despazamiento de 1.3 litros con dos rotores, la potencia es inaudita para un motor de aspiración natural de tan bajo desplazamiento, ya que entrega la nada despreciable cifra de 232Cv en el rango de las 8.500 rpm. ¡Si leíste bien! el rango óptimo de giro del motor rotativo es entre las 5.500 y las 8.500 vueltas.
El aspecto del RX-8
Sin lugar a dudas este auto no deja a nadie indiferente, el diseño es polémico ya que está lleno de aristas y agudos ángulos, la apariencia es de un sedán, pero el carácter es de un coupé y si a eso le sumamos que las pequeñas puertas traseras se abren a la inversa, al más puro estilo de los Fiat Topolino de los cincuenta.
Tras el volante
El placer y la sensación de conducir aprisa un RX-8 es inigualable, el cuadro de instrumentos le da prioridad al enorme tacómetro que marca displicentemente hasta las 10.000 rpm (los cambios se pueden hacer en el rango de las 9 mil vueltas)
La transmisión es manual de seis cambios, la palanca es pequeña y el viaje de la misma entre los cambios es corto y preciso.
La aceleración es constante, pareja y el comportamiento es el de todo un deportivo, gracias a la tracción trasera el comportamiento en la pista fue muy bueno.
Las disposición delantera central del motor y su balanceado reparto de pesos con 52% para el eje delantero y 48% para el trasero hacen que un conductor experimetado le pueda dar un susto a vehículos más poderosos y potentes.
Como datos culturales Mazda ha sido el primer constructor japones en ganar la mítica carrera de las 24 Horas de Le Mans en 1991 con el auto 787B propulsado con un motor rotativo, al poco tiempo FIA prohibió el uso de motores Wankel argumentando el gran diferencial de peso con un motor convencional
En el 2003 el Motor 13B-MSP RENESIS de Mazda fue premiado como el mejor motor del año.