Uno de los principales problemas de Chrysler a nivel mundial siempre fue la calidad de los interiores así como el gusto en el diseño de los autos, siempre enfocados al mercado estadounidense. Poco a poco la marca mejoró el apartado mecánico como el caso de Dodge Journey que ha sido de los mejores productos actuales de la marca.
Ahora con la aparición del Chrysler 300, bajo la tutela de Fiat, la marca busca empezar de nuevo con sus coches, tener un antes y un después. El 300 es un sedán de gran tamaño (4,9 mts), el cual si bien mantiene las formas angulosas, ahora cuenta con un estilo más definido y señorial, y sí, son malas las comparaciones pero no podemos dejar de compararle con Cadillac CTS.
El frente es atractivo, combinando la gran parrilla natural de Chrysler con el diseño europeo, como lo son los faros con luces LED diurnas. La parte baja de la carroceria muestra luces para niebla. En general abandona las estridencias de diseño de antaño para dar paso a un diseño limpio.
Uno de los mayores aciertos a primera vista es el interior, con dimensiones bien definidas, materiales que a la vista se ven agradables (esperemos que el tacto sea igual), equipo de navegación integrado, insertos con terminación en aluminio pulido y madera.
Mecánicamente contará al momento de su lanzamiento con dos motores, un V6 de 292 Cv y el V8 HEMI 5,7 de 360 Cv, ambos asociados a cajas automáticas de 5 marchas pero, para las versiones futuras montará la caja de 8 velocidades. Llama la atención la tracción trasera para este sedán que podrá ofrecer una sensación de manejo deportivo, pero también contará opcionalmente con tracción a las cuatro ruedas.